Trabajar el empoderamiento en relación a la idea de envejecimiento para crear ciudades amigables.
Una ciudad amigable con el envejecimiento reconoce la diversidad de las personas mayores, respeta la autonomía en las decisiones y opciones de vida de las personas, promueve la interculturalidad y anticipa y responde de manera flexible a las necesidades y preferencias relacionadas con el envejecimiento activo.
El proyecto de Nagusilab surgió al final de la primera ola de la pandemia COVID-19 cuando se puso en evidencia la falta de recursos, por parte de la comunidad, para ofrecer a las personas mayores unos cuidados, adaptados a las necesidades reales de cada una de ellas, con una red de seguridad, familiar y comunitaria.
La Asociación Innovación Cultural, Artes y Sociedad, Artehazia me planteó trabajar en uno de los tres retos identificados como colaboradora improbable con el objetivo de imaginar como queremos que sea la sociedad y sus cuidados cuando seamos mayores.
La pregunta que me plantearon fue la siguiente: ¿Cómo podemos empoderarnos y adquirir mayor autodeterminación en relación a la idea de envejecimiento?
¿Cuando estamos hablando de la idea de envejecimiento, de quienes estamos hablando? ¿Qué creencias podemos desmontar en relación a la idea de envejecimiento?
Hemos analizado lo que yo he considerado los perfiles extremos en relación al envejecimiento, una persona que se encuentre muy bien y una persona que se encuentre muy mal. Los hemos llamado "estoy fenómeno" y "estoy fatal".
Para ello hemos utilizado la herramienta "mapa de empatía" que ayuda a visualizar lo que sabemos de cada tipo de usuario, a crear una comprensión compartida en el grupo y a identificar las necesidades de cada tipo de persona mayor. Sirve también para reconocer las partes subjetivas de cada uno de estos perfiles, y también para analizar el contexto que tiene cada uno de ellos. El objetivo ha sido identificar aquellas cuestiones que tienen en común y las que los diferencian.
Como las condiciones del entorno y la parte relacional, que incluye a las familias, las personas cercanas y el soporte externo y multidisciplinar, eran las cuestiones comunes para ambos perfiles, pusimos el foco en identificar diferentes situaciones vividas por las personas del grupo en relación al envejecimiento.
Las situaciones que se llevaron al taller tenían que ver con la falta de aceptación y lucha con el deterioro y/o envejecimiento del cuerpo, con la percepción de la falta de valor que las personas mayores tienen, con la imagen que existe sobre cómo debe comportarse y debe ser el estilo de vida de una persona mayor, sobre el papel del miedo asociado a la idea de envejecimiento, sobre los tabúes asociados al envejecimiento, menopausia, muerte etc, sobre el trato condescendiente e infantilizador hacia las personas mayores, sobre la falta de respeto asociado al deterioro cognitivo, sobre los referentes que los medios tienen de personas mayores, sobre la tranquilidad mal entendida interpretada como quietud en lugar de serenidad, sobre el derecho a morir, sobre la exclusión de las personas de una conversación por la edad y los imaginarios asociados en relación a cuestiones como la tecnología, profesión etc, sobre la sobreprotección y la necesidad de escuchar, etc.
Sabiendo que cada una de estas situaciones esconden creencias sobre uno mismo o sobre otras personas, identificamos las creencias implícitas para poder desmontarlas, reenfocarlas o darle la vuelta a alguno de los aspectos identificados. También identificamos varias creencias a proteger.
Se desarrollaron dos propuestas en el grupo: un visibilizador de relatos para romper con estereotipos en torno a las personas de más edad, y una campaña de comunicación en forma de manifiesto, como una declaración de principios y una forma de dirigirse a la opinión pública para exponer y defender el derecho a envejecer.